LECTURAS Y COMENTARIOS

El Domingo / 12 de junio de 2011

El Espíritu Santo libera

Después de la resurrección,los discípulos se encierran, llenos de miedo, porque todavía debían recibir la fuerza del Espíritu Santo que los impulsará a la misión y los liberaría del temor y la cobardía.

No significa esto que el Espíritu Santo no estuviera presente de ninguna manera,y a que , según el evangelio de Juan, Jesús derrama el Espíritu cuando muere en la cruz.

Pero Jesús siba produciendo poco a poco una efusión cada vez más plena y liberadora en sus discípulos, y finalmente les haría vivir la explosión evangelizadora de la Iglesia naciente en Pentecostés.

El Espíritu Santo nos saca del encierro y del aislamiento y nos impulsa hacia fuera. Por eso tenemos que convencereditorial nos de que el Espíritu Santo nos quiere hacer vivir una espiritualidad en la acción.

No tenemos que pensar que sólo tenemos espiritualidad cuando nos encerramos a orar, porque, cuando estamos evangelizando o cuando estamos prestando un servicio bajo el impulso del Espíritu de Dios, eso es espiritualidad. Y esto vale, sobre todo, para los laicos, que están llamados a impregnar el mundo con la presencia del Espíritu.

En ese texto, Jesús infunde en sus discípulos el poder de perdonar al derramar en ellos el Espíritu Santo. Porque, si bien en la cruz Jesús nos obtuvo el perdón, es el Espíritu Santo el que derrama la fuerza de ese perdón en los corazones y los libera del pecado.

Todo lo bueno que Jesús produce en nuestras vidas se realiza por la acción íntima y profunda del Espíritu Santo que él envía. Todo consuelo,toda luz interior, todo regalo de la gracia, todo carisma y todo impulso de amor nos llegan por la acción interior del Espíritu Santo.

Por eso, si queremos liberar y embellecer nuestras vidas, tenemos que pedirle a Jesús resucitado que derrame en nuestras vidas un poco m?s del poder de su Espíritu, que llena su humanidad gloriosa.